lunes, 4 de mayo de 2009

Popol Vuh 08: El agujero y los cuatrocientos.


CAPÍTULO ANTERIOR DEL POPOL VUH.

He aquí en seguida la Gesta de Sabio Pez-Tierra, primer hijo de Principal Guacamayo. "Yo hacedor de montañas", decía Sabio Pez-Tierra. He aquí que Sabio Pez-Tierra se bañaba al borde del agua cuando acertaron a pasar cuatrocientos 37 jóvenes, arrastrando un árbol para pilar de su casa; cuatrocientos jóvenes iban caminando, después de haber cortado un gran árbol para viga maestra de su casa. Entonces Sabio Pez-Tierra caminó adonde estaban los cuatrocientos jóvenes. —"Jóvenes, ¿qué hacéis?". —"Solamente, un árbol que no podemos levantar para llevarlo sobre nuestros hombros". —"Yo lo llevaré al hombro. ¿Adonde llevarlo? ¿Cuál trabajo hay en vuestro espíritu?" "Solamente la viga maestra de nuestra casa". —"Perfectamente", dijo él, [y] después tiró [del árbol], lo cargó sobre sus hombros y lo llevó a la entrada de la casa de los cuatrocientos jóvenes. "¡Y bien! Estáte pues con nosotros, oh joven. ¿Tienes madre, padre?" "No tengo", dijo él. "¡Y bien! Nosotros te emplearemos otra vez mañana para señalarte uno de nuestros árboles para pilar de nuestra casa". "Bien", dijo él. En seguida los cuatrocientos jóvenes celebraron consejo. "He ahí a ese joven. ¿Cómo haremos para matarlo, pues no está bien que haga eso, que él solo levante ese árbol? Cavaremos un gran hoyo, [y] después lo incitaremos a descender en el hoyo. «Vete a agrandarlo. Toma y trae tierra del hoyo», le diremos, y, cuando haya descendido y esté inclinado en el hoyo, lanzaremos un gran árbol en él; entonces morirá en el hoyo". Así hablaron los cuatrocientos jóvenes. Entonces cavaron un gran hoyo que descendía profundamente, y después llamaron a Sabio Pez-Tierra. "Nosotros te estimamos. Ve pues, y cava aún la tierra, en el sitio de donde nosotros no pasamos", le dijeron. "Muy bien", respondió él, y después descendió al hoyo. Llamándole mientras que él cavaba la tierra: "¿Ya has descendido muy hondo?", le dijeron. "Sí", respondió, comenzando a cavar el hoyo, pero cavaba un hoyo de salvamento. Él sabía que querían matarlo; mientras que cavaba el hoyo, cavaba al lado un segundo hoyo para salvarse. "¿Está ya muy hondo?", le fue dicho desde arriba por los cuatrocientos jóvenes. "Todavía estoy ocupado en mi excavación, pero os llamaré desde abajo cuando haya acabado de cavar", les respondió desde el fondo del hoyo Sabio Pez-Tierra. Mas no cavaba el fondo del hoyo [destinado] para [su] tumba; no cavaba sino el hoyo para salvarse. En seguida Sabio Pez-Tierra llamó, no gritando sin embargo sino cuando estuvo en el hoyo de salvamento. "Venid a buscar, a llevar la tierra del hoyo que he cavado. Por él he descendido verdaderamente lejos. ¿No oís mi llamada? Pero he aquí vuestra llamada que repercute como uno, dos ecos; oigo donde estáis vosotros", decía Sabio Pez-Tierra en el hoyo en donde se ocultaba; y llamaba desde el fondo de aquel hoyo. Y he aquí que con fuerza fue traído el gran árbol por los jóvenes; en seguida lanzaron vivamente el árbol en el agujero. "Que ninguno hable. Esperemos solamente a que grite a voz en cuello, a que muera", se dijeron unos a otros, mas se hablaban en secreto, mas se cubrían la boca, mirándose mutuamente, mientras lanzaban prontamente el árbol. Ahora, pues, he aquí que Sabio Pez-Tierra habló, gritó a voz en cuello, pero no llamó sino una sola vez mientras que el árbol caía. "¡Oh, cómo hemos llevado a buen fin lo que le hemos hecho! ¡Muerto está! Si por desgracia hubiera continuado el trabajo del cual se había encargado, desgraciados [de nosotros]. Se habría introducido [como] el primero entre nosotros los cuatrocientos jóvenes", dijeron, alegrándose aún. "Es preciso hacer durante tres días nuestra bebida fermentada, pasar tres días más en beber por la fundación de nuestra casa, nosotros los cuatrocientos jóvenes", dijeron. "Mañana veremos, pasado mañana también, si no vienen de la tierra las hormigas a llevarse, cuando hieda, la inmundicia. En seguida nuestro corazón estará en reposo, mientras bebemos nuestra bebida fermentada", dijeron.

Ahora, pues, allá en el hoyo. Sabio Pez-Tierra oía lo que decían los jóvenes. Después, al segundo día, llegaron de repente las hormigas, yendo y viniendo en muchedumbre para reunirse debajo del árbol. De todas partes trajeron cabellos, trajeron uñas de Sabio Pez-Tierra; viendo esto los jóvenes. "¡Acabado está, ese engañador! ¡Ved! Las hormigas se reúnen, llegan en multitud, traen de todas partes sus cabellos, sus uñas. He aquí lo que hemos hecho", se dijeron unos a otros. Pero Sabio Pez-Tierra estaba bien vivo: había cortado los cabellos de su cabeza, se había recortado las uñas con los dientes, para darlos a las hormigas. Así los cuatrocientos jóvenes lo creyeron muerto; después, al tercer día, comenzaron su bebida fermentada; entonces se embriagaron todos los jóvenes. Estando todos ebrios, los cuatrocientos jóvenes no tenían ya Sabiduría; entonces su casa fue derribada sobre sus cabezas por Sabio Pez-Tierra, y acabaron por ser todos destruidos. Ni uno ni dos de aquellos cuatrocientos jóvenes se salvaron; fueron matados por Sabio Pez-Tierra, hijo de Principal Guacamayo. Así murieron los cuatrocientos jóvenes. Se dice también que entraron en la constelación llamada a causa de ellos el Montón, pero esto no es quizás más que una fábula. Aquí contaremos también la derrota de Sabio Pez-Tierra por los dos engendrados Maestro Mago, Brujito.

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